Artistas del Carchi
Los pastos y sus historias del NOR-ANDE
Resumen
Este libro recopila la tradición oral de la Comuna La Esperanza. Este trabajo muestra cómo surge la Comuna, cómo empiezan sus tradiciones y costumbres. también nos permite asistir a la forma como los niños miran el mundo, pues los relatos de los mayores están acompañados de dibujos realizados por niños de la zona.
Este libro nos invita a sentirnos orgullosos de ser pastos. Muchos jóvenes participaron en la investigación de campo.
El libro presenta ejercicios que le permiten a los lectores, especialmente los infantiles, realizar ejercicios pedagógicos para recordar, reflexionar y crear a partir de lo que cuentan los abuelos.
Los autores del libro, en la parte introductoria, realizan un ejercicio analítico en el que intentan interpretar el significado de ser pastos a partir de lo que encontraron en la tradición oral. Este intento es muy valioso porque sitúa al lector en un aspecto del que se habla mucho pero poco se concretiza o aterriza en la realidad, eso de qué significa ser pastos.
Autores-Breve Biografía
Luis Felipe Vásquez Narváez
Sus estudios primarios los realizó en la Escuela Sucre N°1. Sus estudios secundarios en el Colegio Bolívar. Posteriormente ingresó a la Facultad de Jurisprudencia, donde aprobó 80 créditos (cuatro semestres), en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, en Quito. Además de esta formación, también participó en el Taller de Arte Narrativo de Universidad Tecnológica América, Unita, y de la Casa de la Juventud del Gobierno Provincial del Carchi. Asistió al 49 Congreso Internacional de Americanistas, P.U.C.E.- Quito.
Los cargos que ha desempeñado han sido el de docente de Antropología, en la Universidad Tecnológica América, UNITA; el de Investigador de Archivos y Biblioteca sobre la Sociedad Pasto; el de Asistente de Campo en PROANDES_UNICEF (Cotopaxi); el de Coordinador del Trabajo de Campo-Cotopaxi en la Investigación para el Desarrollo Social (CIEDS); el de Promotor de Desarrollo Social (I.D.C.) en Tixan-Chimborazo; y el de Desarrollo Social en el Centro de Estudios y Capacitación de Campesinos de Azuay (C.E.C.C.A.)-Shagli, Pucara-Azuay.
Además de su fecunda labor en la tradición oral, también ha publicado otras obras más importantes como: "Historia de la Comuna La Esperanza”, "Tulcán: Pasión por la palabra", y "Acercamiento al indígena de Frontera para el caso de Nariño y Putumayo" (inédita).
Los méritos que ha alcanzado han sido la Estatuilla otorgada por la Asamblea Nacional Constituyente en el 2000, Mención de honor otorgada por la Universidad Tecnológica América, UNITA – Tulcán.
EDISON DUVÁN ÁVALOS FLÓREZ
Nació en Cali, Colombia, en 1979. Es licenciado en literatura de la Universidad del Valle, donde enfocó sus aptitudes creativas en el periodismo literario. Trabajó durante dos años, 2002 y 2003, como asistente de redacción del periódico universitario La Palabra. Dos de los textos que ahí publicó aparecieron en el libro “Antología La Palabra 15 años”, del Programa Editorial de la Universidad del Valle. En el 2004 fue finalista del primer premio nacional para poetas jóvenes Isaías Gamboa. Algunos de los poemas con que concursó fueron publicados en el libro “Poesía Joven Colombiana”, de Toro Editores.
Entre el 2005 y el 2007 se desempeñó como corresponsal del Diario La Hora en la frontera colombo ecuatoriana, luego, en el 2008, fue sub editor de la regional norte de este medio de comunicación. Algunas de las crónicas y reportajes que publicó durante esta etapa fueron recogidos en el libro “Desde la frontera como trinchera”, de la Editorial del Gobierno Municipal de Tulcán.
En el 2009, fue finalista del concurso de periodismo El País Contado Desde las Regiones – Semana Petrobras, en la categoría a mejor Reportaje en Prensa Escrita, con un trabajo sobre los desplazados por las minas antipersonales. Ese mismo año recibió el premio Correo del Sur a mejor cronista del departamento de Nariño.
Además, ha sido ganador de la Beca Avina de Investigación Periodística. El reportaje que escribió con esta beca fue ganador del premio nacional de periodismo del Círculo de Periodistas de Bogotá, 2010, en la categoría Prensa. Su labor como reportero también ha recibido reconocimientos de parte de la Fundación Universitaria San Martín, el Colegio Nacional de Periodistas de Nariño y la Defensoría del Pueblo del Carchi, Ecuador. Además de reportero, también ha sido docente en el Sistema Nacional de Nivelación y Admisión, SNNA.
Tabla de contenido
Fragmento
La Vieja y la Moledora
Yo sí, como le digo, avisando la verdad, no he visto nada. Pero a mi mamita abuela le había salidora Vieja. ¿Cómo sería? Nosotros no estuvimos ahí, estábamos abajo, trabajando en el monte. Pero contaba mi mamita abuela que las guaguas se habían ido abajo, contra el río, a buscar caña en los sembrados que tenía mi papá. Entonces las guaguas se dejaron estar allá, y salen ya de noche. Ahí es que los había seguido la Vieja hasta la casa. Allí mi mamita abuela se puso a defender a las guaguas hasta amanecerse toda la noche. Eso que llegaba la Vieja y gritaba alrededor de la casa, buscando por dónde meterse. Las guaguas estaban en la sala, acostados, tapados, con miedo. El peligro era que si la Vieja lograba entrar a la casa se los comía a todos, se les comía el corazón. Entonces mi mamita abuela, al verse ya pérdida, tuvo la idea de coger piedra azufre, ají y todo remedio hediondo para tirárselo al potrero, por las hendijas de la casa. Así la pudo aquietar, hasta que ya amaneciendo, cuando han cantado los gallos, la Vieja lo que ha hecho es como llorar, ha pegado un grito y se ha ido.
Nosotros después llegamos a la casa y mi mamita abuela nos contó todo. Por eso yo no sé cómo será eso, porque como no se la ha visto no se sabe. Claro que de pequeño yo la oí gritar a la Vieja entre eso de las doce de la noche, cuando yo salí al baño, porque el baño estaba afuera. Es que antes las casas, en ese tiempo, eran de hoja, eran con un cercadito de guadua nomas, no eran de tabla porque aquí no se sabía aserrar la madera. Las casas se construían a lo alto para dormir, quedando una parte sin nada debajo. Pero ahí debajo disque llegaban las tentaciones a lamber las cenizas. Por eso, mi papito y mi mamita abuela tenían adentro de la casa una piedra, y con el machete la hacían sonar duro cuando ya sentían que una tentación andaba lambiendo las cenizas. Entonces la tentación salía, como salir un ganado. Las antiguas de Mayasquer, de Santa María, de Tiuquer y mi mamita abuela también conversaban que en La Moledora había una piedra ancha, gruesa, como una mesa, y otra piedra larguita, pequeña. Ahí decían que mantenía La Moledora, una que los acababa a los que salían de aquí por el lado de Mayasquer.